El contacto piel a piel entre la madre y el recién nacido (sanos)
enseguida del nacimiento, ha sido cuidadosamente estudiado por especialistas
alrededor del mundo y se han encontrado
diferentes resultados benéficos de dicha acción, lo cual hace ampliamente recomendable esta práctica. Se ha concluido
que al colocar al bebé sobre el torso desnudo de su madre segundos después de
haber nacido, reduce los llantos, lo mantiene calientito, mejora su desarrollo
intelectual y motriz, lo ayuda a adaptarse a su nueva vida fuera del útero y a
dormir más tranquilo, beneficia la interacción del bebé con la madre, facilita el
comienzo de la lactancia y ayuda a
continuarla de manera satisfactoria.
Durante las dos primeras horas de vida el recién nacido está
más alerta, por lo tanto es el momento propicio para el contacto piel con piel con
la madre, pues debe llevarse a cabo inmediatamente después del nacimiento para
lograr de manera satisfactoria los anteriores beneficios, incluso se recomienda
prolongar este contacto si es posible una vez estando en casa.
Para los hospitales es también una práctica recomendable,
pues reduce costos al ser una alternativa del cuidado rutinario en incubadora,
tanto para prematuros como para nacidos a término, sobre todo en países que
están en vías de desarrollo o lugares donde es escasa el agua potable, ya que
al iniciar pronto una lactancia materna exitosa se reduce el riesgo de contraer
enfermedades y la mortalidad en recién nacidos.
La redacción anterior es una tarea realizada como parte de un
curso impartido por CIELET.
Bibliografía: http://apps.who.int/rhl/newborn/gpcom/es/
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