El momento del parto para una mujer es una experiencia
maravillosa, única e incomparable, pues con este acontecimiento inicia ella una
nueva vida como mamá y a su vez da la bienvenida a este mundo a un nuevo ser,
quien debe ser recibido en óptimas condiciones en todos los aspectos, ya que
del trato y atención que reciba dependerá gran parte de su desarrollo emocional,
social, físico y mental a futuro.
Sin embargo la intervención excesiva e inadecuada de la
ciencia en el parto, ha afectado y deshumanizado este maravilloso
acontecimiento, convirtiéndolo en algo rutinario para los médicos y el personal
de apoyo, en algo incómodo, doloroso y complicado para las madres, y en
consecuencia algo traumático para los pequeños que llegan a este mundo. Lamentablemente
hoy en día, estamos acostumbrados a verlo como algo “normal” por el contexto
social, tecnológico, la ideología, la situación económica y otras circunstancias
que nos impiden ser conscientes de la importancia que se le debe de dar al
nacimiento de un nuevo ser. Además de que en el país la pésima organización y falta
de inversión en el Servicio de Salud, no ayudan en absoluto a mejorar esta
situación.
Ante esto, existen asociaciones y organizaciones
conformadas por especialistas: Doulas, Médicos, Epidemiólogos, Sociólogos, Etnólogos,
Enfermeras, Parteras, Mujeres que son madres, y demás, que basados en la
ciencia defienden y promueven el Parto Humanizado, sin violencia, pues de ello
depende el futuro de un individuo y el de la humanidad entera.
Un parto humanizado, implica el respeto a los derechos
tanto de la madre como del recién nacido. Existe
incluso un marco legal internacional que identifica plenamente los derechos relacionados
a la vida reproductiva:
- Derecho a la dignidad personal.
- Derecho a la vida, a la libertad, a
la seguridad e integridad de las personas.
-
Derecho a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos o degradantes.
- Derecho a la salud.
- Dercho a la igualdad en atención de
la salud, a que no haya discriminación de ningún tipo.
Por ello la Organización Mundial de la Salud recomienda abandonar las siguientes formas
de cuidado e intervenciones en el
embarazo, trabajo de parto y nacimiento, después de comprobar mediante estudios
científicos que no existe mejoría o reducción de riesgos incluso en ocasiones
resultan ser dañinas:
- Suplemento de hierro si no está indicado, un nivel bajo del mismo es fisiológico en el embarazo.
- Uso rutinario de ecografías y Evaluaciones perinatales con enfoque de riesgo, ya que éstas no pueden predecir si se desarrollarán complicaciones.
- Prohibir el acompañamiento de un familiar, así como visitas posteriores al parto.
- Restricción de líquidos o comidas ligeras en el trabajo de parto.
- Dejar a las madres sin atención durante el trabajo de parto.
- No permitir a las mujeres que tomen decisiones acerca de su cuidado.
- Rasurado, Enema y Episiotomía rutinarios.
- Exámenes vaginales frecuentes para evaluar dilatación.
- Inducción del parto antes de las 42 semanas, así como la ruptura artificial de membranas en forma rutinaria.
- Administración de oxitócicos, Uso de sedantes /tranquilizantes, o infusión intravenosa de rutina.
- Monitoreo fetal electrónico.
- Posición horizontal y restricción de la posición materna en trabajo de parto.
- Cesárea rutinaria después de cesárea previa.
- Separar a las madres de sus hijos cuando estos se encuentran en buen estado de salud.
- Lactancia con restricciones.
- Administración de agua/glucosa, o fórmulas lácteas en forma rutinaria a los recién nacidos.
Asimismo basado en estudios, la OMS establece las recomendaciones
adecuadas para el cuidado y la atención antes, durante y después del parto:
- Evaluar los factores de riesgo e informar a las madres sobre el estado de su embarazo.
- Ser sensible a las necesidades culturales y las expectativas de las mujeres y sus familias.
- No realizar intervenciones de ningún tipo a menos que los beneficios superen los riesgos y sin antes informar a la mujer.
- Permitir acompañamiento y apoyo continuo, así como libertad de movimiento y de posiciones en la labor de parto y parto.
- Cortar el cordón umbilical hasta que deje de latir.
- Contacto inmediato piel con piel del recién nacido con la madre.
Con la práctica
de las recomendaciones anteriores y en especial de las últimas mencionadas, se
ha comprobado que aumentan los beneficios tanto para la madre como para el
recién nacido, se reduce el tiempo de labor de parto y el dolor, disminuye el
número de intervenciones como uso de fórceps, medicamentos u analgésicos,
cesáreas, episiotomías, mejora la oxigenación fetal, facilita el inicio de la
lactancia, entre otros beneficios.
Toda mujer embarazada tiene derecho a ser respetada en
sus decisiones, a ser informada de las condiciones de su embarazo, las opciones
para atender su parto, los riesgos y beneficios de las intervenciones, y tanto ella como el recién nacido tienen
derecho a un trato digno y atención médica, social, psicológica o la que
requiera, especializada y adecuada a sus necesidades e ideología.
Se recomienda a las mujeres embarazadas buscar esta
atención siempre que sea posible, y tener en todo momento una buena
comunicación con los especialistas que atienden su embarazo, para lograr que
los cuidados prenatales, el momento del parto y puerperio sean llevados a cabo
de una manera sensibilizada, sin dañarla a ella ni a su bebé al momento de nacer,
asegurándose así de que experimente, viva y disfrute plenamente un Parto
Humanizado.
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