Los primeros seis meses de
vida de un bebé, son una etapa de rápido crecimiento y desarrollo no sólo físico
sino emocional y neurológico, por lo tanto necesita recibir protección
inmunológica y mucho amor, cariño y muestras de afecto. La más óptima manera de
lograrlo es a través de la lactancia materna exclusiva durante este periodo, tal
y como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud, incluso sugiere continuarla
hasta los dos años de edad una vez iniciada la alimentación complementaria, o el
mayor tiempo posible.
La leche materna es el alimento
perfecto para los bebés, ya que no necesita preparación para ingerirla,
contiene los nutrientes necesarios y va cambiando con el tiempo, es decir, se
adapta naturalmente a cada etapa del bebé, a cada horario del día en que realizan
las tomas (mañana, tarde y noche), e incluso en el momento en que es consumida
es más ligera al inicio y más rica en grasas al final.
Después del parto es
recomendable iniciar con la lactancia en la primera media hora o lo antes
posible, para acelerar la recuperación y estimular la producción de calostro y
posteriormente de leche. Nunca se debe dar chupete, esto interfiere con el reflejo de succión y confunde al bebé. Se debe amamantar a libre demanda, recordando que
entre más veces se dé pecho al pequeño, mayor será la producción y es más
beneficioso para ambos. Hay que tener presente que “a libre demanda” significa
respetar el ritmo y las necesidades del bebé, aunque la producción de la leche
de mamá se regula con la demanda del pequeño, nunca se debe apresurar o retirarlo
de comer antes de que él lo desee y debe dársele siempre que lo pida o muestre
señales de hambre.
La lactancia materna brinda
al bebé beneficios de gran importancia, ya que lo protege de enfermedades
comunes e infecciosas como diarrea, catarro, otitis, entre otras, y a futuro de
obesidad o alergias, reduce el riesgo de padecer muerte súbita, favorece el
desarrollo intelectual y emocional dando seguridad, consuelo, compañía y
cariño. Aquella madre que amamanta tiene una recuperación más pronta después
del parto, reduce el riesgo de padecer osteoporosis, cáncer de mama y de ovario,
mejora su autoestima y confianza y genera un vínculo afectivo especial con su
hijo, tiene además una gran ventaja en la cuestión económica y ecológica, por
eso se recomienda continuarla el mayor tiempo posible.
Es importante saber que
existe todo un marco teórico que protege y promueve la lactancia materna a
nivel internacional, y toda mujer tiene derecho a ser apoyada por el personal del
servicio de salud de su comunidad, o por grupos de mujeres capacitadas, para
llevar a cabo una lactancia exitosa. Existen diversos casos en los que puede
haber dificultades o incluso impedimentos para amamantar como lo son: la adopción
de un hijo, mujeres con VIH, bebés intolerantes a sustancias de la leche, madres
de gemelos o más de dos hijos en lactancia, etc. sin embargo se sugiere buscar
el apoyo y la supervisión de un especialista para que se logre la lactancia
materna o bien una alimentación adecuada para los pequeños.
Recordemos siempre que comer
sano, evitar el consumo de sustancias nocivas, hacer ejercicio una vez recuperadas
y descansar siempre que sea posible, son parte de la clave de una lactancia
exitosa. Amamantar es el mayor acto de amor hacia un hijo, sin embargo, es todo
un arte que al principio requiere de paciencia, toda nuestra entrega y atención
al bebé, sensibilidad, intuición, confianza en nosotras y en que nuestro cuerpo
es capaz de producir y alimentar a nuestro pequeño. Después de dar a luz, es el
segundo acto más maravilloso de la naturaleza humana, así que hagámoslo el
mayor tiempo posible!!